Estos días han sido algo extraños. En realidad desde hace poco más de dos años mi vida ha sido extraña de alguna manera y lo gracioso es que recién a estas alturas me doy cuenta de ello.
Ando perdida entre evocaciones de tiempos pasados que fueron mejores, de momentos tristes que me hacen recapacitar en cuanto a la felicidad que pude haber disfrutado. No sé, muchas cosas entrelazadas. He descubiertos tantas cosas...
No soy capaz de hacerme cargo de mi misma, porque ahora que sé lo que realmente quiero y lo que realmente importa, pues me doy cuenta de que lo he tenido y nunca más lo tendré. De que no tengo razones suficientes para vivir y sin embargo soy tan cobarde que no tendría el valor de quitarme la vida. Y así se lo digo a todos, sin la menor contemplación porque ya no la hay. Es más que un deseo, es un sueño que quisiera realizar. Sé que no es normal, pero no puedo evitar sentir lo que siento ni pensar lo que pienso sobre todo lo que me rodea. Ya van varias personas que me dicen que debo ir al psicólogo pero entre una cosa y otra pues no me ha sido posible. Tal vez tengo miedo a poner esperanzas en ello para salir una vez más decepcionada. Y ahora me doy cuenta de que la desesperanza me ha estado consumiendo toda mi vida. Pero con más fuerza desde hace casi un año. Pensar que pude evitarlo. Saber que no hubiera sido...
No confío en nadie, no lo necesario como para depender de esa persona, aunque lo intenté pues no hay nadie que lo permitiera. Y tampoco creo en nada, tan solo en que si hubiera amor en mi vida... pero eso es lo que estoy segura de no encontrar. No el amor de un muchacho, sino el de amigos, el de mi familia, mis padres... Pero con eso nunca podré contar. Aún estoy en busca del aislamiento y debo esperar, pero la espera se hace eterna, insoportable. Y cuando esté aislada moriré aún más rápido si es que ahora no estoy muerta ya. Muerta en vida.
Temática Memorias de una loca