29 mayo, 2008

Desvariaciones

Oh oh digo yo... (?)
Mil cosas atraviesan mi mente. Mi amigo del más allá pide actualización y por supuesto que lo voy a complacer. Además si quería actualizar hace casi una semana. Pero la PC y la memoria de pollo que tengo no me lo permitieron.
¿Qué podría plasmar esta vez? Algún drama de mi vida o quizá uno ajeno. Ambos servirían de todo modos. Pero el propio tiene ventaja porque como lo vivo sé todos sus detalles: sus inicios, desarrollo y consecuencias.
Podría empezar por la narración de mi desagrado hacia las fiestas populares. Que ando pasando clases irregulares en un instituto. También sobre la lectura de varios libros. Dos que he terminado y otros tres que empecé casi al mismo tiempo y aún no he terminado.
Pero cuando pienso en todo esto que se supone es vida sigue surgiendo una pregunta una y otra vez. ¿Vale la pena?
No siento que nada de esto sea nada relevante. Es más. Me siento como una más de los tantos miles de millones de personas que "viven" su vida haciendo tal y cual cosa pero sin hacer realmente nada. Y que todo el sistema de cosas que nos rodean no tienen razón de ser. En el fondo estos pensamientos me llegan a preguntarme una y otra vez si acaso todo esto sea importante.
Todos van en busca de la felicidad. Esa es mi meta, que es la meta, el sueño de todos. Y son tan pocos quienes la encuentran... tan pocos. Y ¿qué es la felicidad? ¿Dónde la podemos encontrar?

Yo tengo una simple respuesta. Pero sé que no es la adecuada y sin embargo es la verdadera.

Me sueño en los brazos de la persona que yo más quiero. Sintiéndome flotar, perdiendo la noción del tiempo, sin importarme nada más que escuchar el latido de su corazón junto al mío, sumida en lo más profundo de mi ser, embargada del calor protector y tierno de un abrazo suyo. Y luego, morir. Morir en ese instante de amor sin palabras, sin nada más que el recuerdo eterno de ese glorioso momento.

Pero es un sueño inalcanzable. Pero no es imposible.

20 mayo, 2008

La maldición de la cocina

El mundo sigue girando. A veces en la noche, antes de dormir, pienso que mañana cuando despierte el mundo podría haber acabado y bueno, ya no despertaría en todo caso. Este pensamiento es muy pesimista, lo sé. Pero no puedo evitar pensar en ello. Es reconfortante creo…
Y cuando a la mañana siguiente me encuentro con el comienzo de un nuevo día, como si ese pensamiento hubiera sido parte de mis sueños generalmente lo olvido al minuto siguiente de estar despierta.
Las noches paceñas son muy frías, terriblemente solitarias. Y no es extraño que los fantasmas de la noche ataquen a las personas más solitarias de esta ciudad, entre ellas una servidora.
Como sea, se sobrevive. Es necesario seguir viviendo. Sin embargo el frío no solo nos hiela los huesos en la noche, sino que nos trae las enfermedades de la temporada: El resfrío. Un dolorcillo en la garganta ha estado molestándome desde hace unos días. Tengo la garganta irritada y me siento mal por las noches. Detesto hasta lo más hondo de mi ser esta época del año. El invierno paceño es horrible y lo odio. Uno se salva de los sufrimientos del alma, de la soledad del espíritu, es decir del frío de nuestro ser espiritual y viene a ser preso sin previo aviso del frió físico que acaso es tan crudo como el espiritual... Pero como dije, y en todo caso a pesar de estos contratiempos, se sobrevive.
Y es que en la vida no todo es drama, al menos no un “drama trágico” (por decirlo de alguna forma, aunque sé que está mal expresado…). Hay comedia en medio. Mucha comedia en ese inmenso mar de tragedia en que se ha convertido mi vida, o al menos que yo pienso y siento que se ha convertido, pero bueno, dejemos mis tontos pensamientos sobre mi vida a un lado.
Como decía, hay cosas agradables e incluso cómicas en la vida. Bueno, en mi vida para ser más exactos. Como por ejemplo el chiste de la maldición de la cocina. Paso a explicar.
Desde hacía años que no me paraba a cocinar y la verdad es que lo extrañaba porque la comida de la calle últimamente es un asco (por no decir otra cosa). No hay nada como la comida preparada en casa y nada mejor todavía que la comida hecha por una misma. Así como la quiero, como la imagino. Deliciosa y caliente comida hecha en casa por una misma. Bleh, soy una aficionada de la cocina, pero dejando modestia aparte el pollo me sale delicioso. Lo malo es que luego del desastre que dejo en la cocina a causa de los manejos de ollas aquí y allá, de cucharas, cucharones y cuanta cosa es necesaria para preparar el suculento platillo, no hay poder humano que me haga disfrutar menos que nada en la vida el tener que limpiar la mugre de la cocina. Es que simplemente de ver el montón de platos sucios, de ollas y la salpicadura de aceite por todos lados me desanima de tal forma que prefiero hacerme la ciega y dejar todo allí hasta el día en que recuerde la cocina o cuando necesite utilizar algo de allí. Cosa que sucede con frecuencia a las pocas horas de tomar esta decisión, que por ello dura bien poquito.
Limpiar todo cuanto he utilizado es bien fregado, sobretodo porque en esos momentos me da hidrofobia instantánea y el frío de este invierno me acobarda aún más. Como sea, por alguna extraña razón se me ocurrió contentar a mi madre y limpiar todo. En realidad lavar las vajillas y eso a duras penas.
Ayer mi madre se quedó en casa, cosa que no hace muy a menudo. Y como yo apropósito o sin darme cuenta, quien sabe, dejé la cocina sin limpiar, ella como no tenía nada mejor que hacer se puso a sacarle las innumerables salpicaduras de aceite que tenía desde hacía días. Estuvo como media hora fregando la cocina y después de pasada, repasada y re contra repasada de más de veinte minutos con la esponja apenas pudo sacar una parte considerable de la grasa que se había acumulado y secado. Cuando yo curiosa fui a ver me di cuenta de que no había podido con algunas partes y claro, como toda buena hija me mofé de ella. Bueno, bromeé con ello. Así que ella me reto a acabar con lo que faltaba y yo muy segura de mi misma me acerqué y empecé a fregar, y fregando me di cuenta de que esas malditas manchas no eran tan fáciles de sacar como había pensado en un principio. Es más, podría haber jurado que eran imposibles de sacar, pues si bien una las removía del lugar se pegaban en donde las dejaba y no había manera de deshacerles de ellas- Pero como en pocas cosas de la vida, en ello no me iba a dejar ganar por “la maldición de la cocina” como lo llamó mi madre. Sí, sabía que yo tenía la culpa por haber descuidado la preciosa cocina que tengo, que esas manchas frescas hubieran sido fáciles de sacar, pero no podía resignarme a verlas allí por siempre. Y entonces mientras luchaba por sacarlas de allí mi madre se puso a rememorar las varias cocinas de las que habíamos comido o al menos habíamos visto alguna vez. Que la cocina de mi abuela que tenía una antigüedad de más de 20 años, que la cocina de mi abuelo que la había usado muy poco y se la había heredado a mi tío y que tenía como 15 años de antigüedad. En fin, después de mucho esfuerzo logre deshacerme de esas feas manchas y dejé mi linda cocina tan nueva como cuando la habíamos comprado meses atrás. Fue gracioso, pues pensar en la maldición de la cocina le agregó a mi día esa singularidad de que hacía meses o quizá años carecía. Claro, las ocurrencias de mi madre cuando se quedaba en casa son singulares. Entendí así de repente que extrañaba esas cosas, que extrañaba a mi madre en casa. Siempre estaba en su tienda, todos los días, todas las horas. Y claro yo sola en casa, sola con mi alma y mis pensamientos. Bueno, no totalmente sola tampoco. Tenía mis preciados libros y los personajes de las tantas historias que yo leía siempre me acompañaban cuando yo así lo deseaba.
Y hablando de libros… ayer fui de compra libros. Desde hacía semanas me había decidido a no leer más. Después del estado deprimente en que me dejó “El lobo estepario” de Herman Hesse me inundó un terror casi infundamentado por leerme nuevos libros. Ese temor muy parecido que tengo al conocer gente nueva. Una no sabe con qué se va a encontrar y se le llena la mente de ese temor casi tonto. Bueno, las personas no muerden (al menos la mayoría de ellas) y los libros tampoco. Así que con la firme intención de comprar la trilogía de “Eclipse”, “Crepúsculo” y no sé que más de una autora que no recuerdo el nombre, además de la trilogía tan famosa de “El Señor de los anillos” es que fui al pasaje de los libros. Me encontré con que como siempre no había lo que yo buscaba. Así que me aventuré por preguntar sobre obras de autores un poco más conocidas en este medio. Isabel Allende, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa y Víctor Hugo Viscarra. Me había entrado una curiosidad considerable por leer alguna obra de Don Víctor Hugo, así que me decidí por “Borracho estaba, pero me acuerdo”. De García Márquez había mucho de donde escoger. Así que me compré dos libros: “El amor en tiempos del cólera” (curiosidad por la película que no vi) y “Del amor y otros demonios”, obra de la que había leído buenas críticas. Además de ello y solo porque se me ocurrió preguntar es que me encontré con “La ciudad y los perros” de Vargas Llosa y también lo compré. Así que ayer en la tarde empecé a leerme “Borracho estaba, pero me acuerdo” mientras mi madre luchaba con la maldición de la cocina. Cuando yo fui a reemplazarla en el frente de la batalla y volví a mi lectura se la mostré a mi madre como para incitarle a leerla. Me tomó por sorpresa que ella conociera a ese autor por algún artículo que seguramente había publicado en vida hacía tiempo. Cuando le dije que el señor Viscarra tenía ya un tiempito de estar en el más allá la invadió una tristeza y una sorpresa que no pude entender muy bien. Y me tuvo el resto de la noche con su pesar de no haber ido al entierro o de haberle conocido o algo. Quizá más por el remordimiento o lo trágico de que un escritor como el hubiera muerto de cirrosis.
En fin, después de ello fuimos al mercado a hacer comprar para luego llevar esas cosas a casa de mis hermanos y cocinar allí un suculento Charquecán que nos salió algo picante, pero estaba delicioso de todas maneras. Así que ahí me entretuve y no tuve tiempo de pasarme por el mundo cibernético siquiera unos minutos.
Bueno, estoy tratando de disfrutar la vida como me aconsejó mi querido amigo. Ayer disfruté cuanto pude y espero disfrutar igualmente otros días. Pero mientras el resfrío dure no se podrá hacer mucho. Así que espero por lo menos vivir junto a Sierva María de Todos los Ángeles sus trágicas aventuras y otro tanto con don Víctor Hugo. Los otros libros espero sacarlos de su letargo antes de fin de mes. Hasta entonces y cuando haya algo interesante que contar en los días posteriores a esta entrada, desaparezco de aquí.
Saludos!

Más allá del sueño (2)

Ajá, hay más. Mis noches han sido intranquilas desde hace mucho, no tengo idea desde hace cuanto exactamente. Pero los sueños son a veces muy reales, muy tristes.
Y desperté temerosa. Había soñado con mi ayer, con mi pasado, con mi realidad. Y fue algo que me llenó de miedo y tristeza, me llenó de dolor, pero de un dolor del alma. Recordar y vivir nuevamente todo cuanto había vivido me lastimó una vez más el corazón.
Lloré, lloré al recordar, al ver en mi sueño reflejado todo cuanto quise olvidar siempre, lo que trato de olvidar y a veces creo haber logrado, pero que siempre estará ahí. Siempre, hasta que logré esconderlo más allá del inconsciente y no lo recuerde más. Tal vez entonces y solo entonces pueda ser feliz plenamente. Y ser feliz es sólo una elección en la vida. Acaso la más importante, la más dificil...

18 mayo, 2008

Desde más allá del sueño

Hoy he tenido un sueño extraño, por no decir que fue una pesadilla. Me sentí perseguida por seres de más allá. O mejor dicho... por vampiros. Eran una especie de vampiros muy extraños. Al menos para mí que sé muy poco acerca de los vampiros. Algunas películas, series televisivas y algunas animadas han sido la base de toda mi información sobre el tema. Claro, en un sueño las cosas que suceden son demasiado fantasiosas, inexplicables, tontas incluso. Y no creo que tengan algo que ver con las características que se supone debe cumplir un vampiro.
Yo era una de ellos en el sueño, pero aún así...
Aún sabiendo que era inmortal, que podría defenderme, que podría usar los mismos medios que ellos para atacar. Aún a pesar de todo yo, como siempre, tenía miedo. Y fue un miedo más allá del simple sueño del que era presa, un miedo horrible y sin fundamentos, un miedo desbordante que hizo que me levantara con el corazón palpitante y la mirada perdida en medio de la oscuridad de mi habitación. Fue una pesadilla después de todo.
Entonces, después de calmarme y ya consciente de que solo era un sueño fue cuando me pregunté yo misma por qué tenía ese miedo. Era inexplicable al igual que todo en ese sueño. Era aterrador y me di cuenta que tuve tanto miedo y más porque yo no estaba sola. Habían personas conmigo, personas que no serían capaces de defenderse como yo lo hubiera hecho y creo que fue por ellas que yo temía más, porque me eran personas queridas.
Sin embargo si hubiera estado sola... el miedo aún seguiría allí.
Ayer me di cuenta de que le temo a muchas cosas, le temo a lo desconocido, a las personas que no conozco y que me da miedo conocerlas porque no sé qué esperar de ellas. Porque yo espero mucho, tal vez demasiado de todos quienes me rodean.
Es una inquietud, es algo que no entiendo. Creo que soy demasiado ingenua...

13 mayo, 2008

Algunas palabras...

Hace ya un tiempo que he sacado algunos pensamientos míos, sensaciones, emociones y pasiones propias para publicarlos en este espacio con la intención de deshacerme de ellos en un plano más incorpóreo que mi propia mente. En una entrada anterior mencioné que de este modo sentía que estas sensaciones me eran ya ajenas, que ya no eran mías. Algo así como liberarme del peso de mis pensamientos.
Es lógico. Después de todo, una persona como yo no puede quedarse con todo dentro por el resto de su vida. Era encerrarme y edificar las paredes (o los muros) que una vez mi amigo de más allá, México, mencionó. Esas paredes yo las había edificado desde muchos años atrás sin darme cuenta.
Cada vez que yo me sentía amenazaba creaba un ladrillo. En cada etapa vivida construía una pequeña parte de esa pared. Las paredes después de tantos años, después de tantas amenazas que he sentido a lo largo de mi niñez y mi adolescencia se han interpuesto ante las varias posibilidades de ser libre que he tenido, porque no supe que era ello lo que me detuvo en ese entonces. Sin embargo sabía que había algo que no estaba bien, pero “yo era así” y eso bastó siempre.

Ahora que soy consciente de lo que pasa a mí alrededor, que sé lo que está mal dentro de mí, ¿ha llegado la hora de destruir las paredes?
No, no es la solución. Además no es tan fácil. No tengo las herramientas necesarias para ello, no por ahora. A parte de eso no es malo que las paredes estén allí, lo malo es que esas paredes son demasiado gruesas, son demasiado altas y lo peor de todo, quizá lo único que me pudo haber hecho todo mucho más fácil… olvidé hacer la puerta.
Sí, me encerré dentro de cuatro paredes que no tienen una puerta. Ah! Pero noté que uno de esos bloques que hice no era muy firme. Creo incluso que una vez vi a varios como ese… Sí, tal vez podría comenzar por ellos para salir, para ser libre de mi misma. En fin, pues que ando encerrada dentro de mí. Y a veces ni siquiera puedo verme a mi misma. Entonces ¿Cómo podrán los demás ver quien soy?
Bueno, hasta ahí creo que es obvio el lío en que estoy metida. Lo que se consideraría el “drama” del asunto.
No sé muy bien porqué de repente se me ha ocurrido analizarme a mi misma de una forma seria. Quizá porque todo el “drama” me ha causado más “drama”, y porque obviamente no me está permitiendo vivir de una manera lo que se dice comúnmente: normal. Mi personalidad se ha visto trastornada, así que en cierta forma nada graciosa estoy loca. O bueno, no soy demasiado normal como se supone debería de ser una persona de mi edad y características. Y es que mis características no están definidas del todo, en realidad y para hacerlo más simple: no soy una persona definida. Por lo menos en la mayoría de los aspectos.
Podría citar muchos enunciados sobre lo que supuestamente padezco, probablemente me acercaría mucho a la verdad. Pero la introspección tiene desventajas: Puedo caer en la retrospección y/o imparcialidad.
Aún así, para ser la primera vez que lo hago seriamente, creo que está bien.
Así que el drama regresa, ya que por una parte me da flojera y además no tengo tiempo para organizar muy bien mi space que es donde quería llevar el drama.
Eso sí, al hacer la famosa retrospección y ponerme a escribir se me han salido algunas cosas muy íntimas (que me pusieron sensible -.-'), por ello y porque tal vez no sea algo tan interesante me lo guardaré como para analizarme yo misma. Finalmente ese era el plan no?
Gracias por leer a esta loca. Saludos!

12 mayo, 2008

First Aniversary!!!

Pues eso, que hoy recuerdo que es el aniversario de este blog. No estoy segura del día, pero fue en mayo. En fin, la intención es lo que cuenta no?
Sobre lo del drama... no pensé que el remedio fuera peor que la enfermedad...
De todos modos... no sé... se me ocurre una idea muy graciosa en estos momentos. No sé si resultará, pero bueno. A ver qué tal xD
Se abrirá una encuesta durante esta semana. quieren el drama de regreso? Osea... no sé, es tonto, pero es lo único que se me ocurre xDDD
Bueno, estoy así nada seria. Riendome como tonta de muchas cosas...
Y no tomando en serio nada.
Tal vez un análisis psicológico para la siguiente entrada.
Hasta entonces, saludos.

10 mayo, 2008

Fin del drama...

Ja! no es cierto. El drama sigue en nuestras vidas, todo es drama. TODO.
Lo que sí se acabará es el drama personal de esta su servidora, al menos en este blog.
Lo cierto es que nunca me planteé una temática a seguir dentro de este espacio, por lo que lo más fácil es hablar de uno mismo no?
Bueno, debido a las reacciones de mis queridos lectores (cuanto los quiero chicos, no sé qué haría sin ustedes... xD . Ya fuera de broma, aprovecho para agradecerles los consejos, palabras de aliento y reflexiones por parte suya. Lo valoro mucho.)
Ah si... decía que debido a las reacciones de mis queridos lectores ante la entrada anterior (sobretodo la tuya Artheón), he decidido llevar el drama personal a un espacio digamos... algo más personal.
Eso sí, el drama que día a día nos rodea ya sea sociedad, política y otras cosas... pues ese no faltara nunca, así que he decicido decicarme a él en este espacio. Sí señores, señoritas y cuanta otra especie aún no descubierta por mi se pase por aquí. Este será un blog más de tantos otros que tratan de política, música, artes, escándalos, sociedad y no sé que otras cosas más, todas inventadas por el hombre para mantenerse ocupado en ellas cuando se aburren de su linda vida.
Oh no! Me puse criticona creo. Lo siento.
Pues eso es todo por ahora. Iré en busqueda de alguna noticia que valga la "pena".
Sé que hay mucha tela de donde cortar, así que a afilar las tijeras...
Hasta entonces, saludos!

04 mayo, 2008

Días extraños...

Estos días han sido algo extraños. En realidad desde hace poco más de dos años mi vida ha sido extraña de alguna manera y lo gracioso es que recién a estas alturas me doy cuenta de ello.
Ando perdida entre evocaciones de tiempos pasados que fueron mejores, de momentos tristes que me hacen recapacitar en cuanto a la felicidad que pude haber disfrutado. No sé, muchas cosas entrelazadas. He descubiertos tantas cosas...
No soy capaz de hacerme cargo de mi misma, porque ahora que sé lo que realmente quiero y lo que realmente importa, pues me doy cuenta de que lo he tenido y nunca más lo tendré. De que no tengo razones suficientes para vivir y sin embargo soy tan cobarde que no tendría el valor de quitarme la vida. Y así se lo digo a todos, sin la menor contemplación porque ya no la hay. Es más que un deseo, es un sueño que quisiera realizar. Sé que no es normal, pero no puedo evitar sentir lo que siento ni pensar lo que pienso sobre todo lo que me rodea. Ya van varias personas que me dicen que debo ir al psicólogo pero entre una cosa y otra pues no me ha sido posible. Tal vez tengo miedo a poner esperanzas en ello para salir una vez más decepcionada. Y ahora me doy cuenta de que la desesperanza me ha estado consumiendo toda mi vida. Pero con más fuerza desde hace casi un año. Pensar que pude evitarlo. Saber que no hubiera sido...
No confío en nadie, no lo necesario como para depender de esa persona, aunque lo intenté pues no hay nadie que lo permitiera. Y tampoco creo en nada, tan solo en que si hubiera amor en mi vida... pero eso es lo que estoy segura de no encontrar. No el amor de un muchacho, sino el de amigos, el de mi familia, mis padres... Pero con eso nunca podré contar. Aún estoy en busca del aislamiento y debo esperar, pero la espera se hace eterna, insoportable. Y cuando esté aislada moriré aún más rápido si es que ahora no estoy muerta ya. Muerta en vida.