25 junio, 2008

Todo fluye

Típica frase que usó un conocido filosofo que no recuerdo quien fue. Cierto, me parece que fue Demócrito o uno de sus contemporáneos...

Pero la idea central de este dicho se basa en que todo cambia a lo largo del tiempo en todos los aspectos de la vida.
Y por qué estoy hablando de filósofos? Porque estoy leyendome "El Mundo de Sofía" de Gaarder.
mientras lo leo recuerdo cuando estaba en el colegio y cómo en ese entonces las ideas de los filósofos me parecieron fascinantes. Pero con el tiempo las he olvidado y volver a saber de sus doctrinas es interesante, aunque a veces se hace pesado porque me digo: eso yo ya lo sabía. A veces me resulta tan obvio todo que me aburro y por ello me he saltado varias páginas, pero ahí voy, haciendole la lucha contra el aburrimiento.

Y es tan maravilloso de repente encontrarte y conocer un nuevo mundo del que tú ignorabas todo que es imposible no sentirte extraña ante ello. Así me sentí ayer cuando después de medio año por fin crucé más que el saludo con mi vecina, que de ahora en adelante será mi alumna.
Lo peor de todo es que descubrí que no soy buena profesora, quizá porque tomé conciencia de que no sé nada y por ello no tengo nada que enseñar. Claro que no es que sea una ignorante, sino que las matemáticas desde hace un tiempo han dejado de ser algo importante para mí y más bien me parece una absurda forma de mecanizarlo todo. Además con el tiempo y sin niguna práctica he olvidado todos los conceptos. Y no es que lo haya hecho sin querer, sino al contrario. De modo que ayer la que tenía más dudas sobre si el trinomio de la forma tal o cual era así o asá era yo y no mi alumna. Sé que tendré que ponerme a repasar todo lo que aprendí ya hace muchos años y eso me costará trabajo, pero también sé que no pude haberlo olvidado todo y que en algna parte de mi cerebro se encuentran bien escondidos todos los conocimientos que tenía sobre la materia.

Como es de esperarse no iba a aceptar que había olvidado todo delante de mi alumna y tuve que salirme por la tangente. empecé a hablar con ella de mis épocas de colegiala y como ella está en lo que fue mi colegio pues hubo mucho de donde sacar tema de conversación. que si los profesores, que si los cursos, que si la banda, que si el ballet, los horarios y las vicisitudes que uno pasa en la vida estudiantil. charlé con ella más de 7 horas! Hasta olvidé cenar, así que es cierto: La charla perjudica. Pero no perdí el tiempo y aprendí mucho de ella, una niña de 14 años que como cualquier persona tiene una historia que compartir. Y claro, a grandes rasgos yo compartí con ella algo de mi vida. Y quién lo hubiera imaginado?

aún así, aunque hayan muchas cosas interesantes en mis días no puedo evitar sentirme una inútil y a veces desearía dormir sin despertar jamás. Pero si los sueños son como los de las ultimas noches me daría lo mismo seguir despierta.

19 junio, 2008

Niégate a ti mismo!

Según un artículo que leí hace unos días el camino hacia la felicidad depende de esto. Negarse a si mismo, renunciando a tu identidad y a tu dignidad lograrás creer que en realidad tú no vales nada y que Dios es quien te ha dado todo cuanto tienes. Solo aceptando esto lograras conseguir la gracia de Dios y solo entonces podrás ver todo lo que él hace por tí. Y verás que no te falta nada para ser feliz y lo que te falte Dios te lo dará.

Pero esto es lo que yo he entendido. No estoy segura de que sea tal cual. Llegar a negarse a si mismo y humillarse frente a Dios aceptando que somos pecadores es algo dificil. Y debo confesar que estos días he pensado mucho en este tema. Y es que tal y como me lo presentan es algo elemental, algo tan simple y a la vez tan importante...

Además en contra posición me encontré con uno de esos tantos libros de superación personal. Uno llamado "Autoestima" que en todos y cada uno de sus capitulos nos dice que debemos tener dignidad, que debemos estar orgullosos de nosotros mismos, que nos debemos amar, y cosas por el estilo.

Fue como encontrarme en medio de un sendero donde tenía que escoger entre dos caminos que llevaban a un mismo fin. Porque de cualquier manera, elija lo uno o lo otro siento que da lo mismo. Encontraré la tan ansiada felicidad. Eso sí, cada camino lleva a una felicidad diferente. Esa es la cuestión. ¿Qué tipo de felicidad elegir?

Me cuesta mucho negarme a mi misma... Y eso que no tengo muy alta autoestima.

09 junio, 2008

Queremos querer

Hace unos meses atrás me quedé después de clases, junto a mis amigas, hablando con nuestro docente de Antropología. Hablamos de cosas de la vida, de cosas del amor. En fin. Hubo un momento en que él dijo algo que nunca voy a poder olvidar, algo tan sencillo, tan simple pero que resumía en tan pocas palabras una gran verdad. Un gran consejo de su parte.

No te enamores. Primero aprende a querer.

Claro, lo decía por la infinidad de jóvenes que se enamoran hasta el borde de la locura y en realidad lo que sienten es solo un capricho, una obsesión y nada más. Eso les pasa a todos, yo también lo viví cuando aún era una adolescente. Bueno, no creo que alguna vez se logre diferenciar entre el verdadero amor a un simple capricho desde el primer instante.

Uno tendría que aprender a querer antes de todo ello. Y ante todo aprender a quererse a uno mismo sin llegar a caer en la egolatría, claro está.
Pero a pesar de todo lo que se diga y en algún punto de nuestra vida llegamos a sufrir por "amor". Tal vez no sea en realidad amor, tal vez solo sea un capricho y tal vez el sufrimiento sea ilógico. Pero son emociones que no podemos borrarlas así como así. Todo se va sobrellevando con el tiempo y claro, la idea de la vida es reponerse una y otra vez a lo que se nos cruza en el camino y seguir adelante no?
Pero no sería más fácil dejar de sentir y dejar de sufrir y simplemente seguir adelante?
No. Es mucho más dificil. Y es mucho más duro. Es insoportable, sufrible y tonto. Pero es la salida para los más ingenuos.
Te quedas sin sentir, te quedas con tu indiferencia que a cada segundo te mata más y más. Al principio pudo haber sido lo mejor, y es más, te sirvió como tu deseabas. No sentías, no sufrías. Pero... no amabas. Y llegaste al punto en que eras casi como un robot sin sentir nada.
Y te sentiste vacía, porque un ser humano está lleno de emociones, pero si no las tienes no tienes nada. Estás vacio. Y no puedes no sentir nada, tal vez lo lograste al principio, pero sientes y sientes que no sientes y sufres. Tal vez más que antes. Y el remedio fue peor que la enfermedad.

Uno necesita sentir. Necesita querer y ser querido. No puede vivir para sí solo. Necesita ser necesitado y querido. Quiere querer.