No sé si las palabras fluyan ahora, pero... quiero intentarlo, otra vez.
De repente me desconozco a mi misma, pero no soy la única que lo nota. Mis amigos, aquellos que siempre estuvieron ahí a pesar de no tenerlos cerca, se dieron cuenta. Yo... me siento extraña a decir verdad. No puedo evitar pensar en lo que pasó antes, porque todo lo pasado repercutió en lo que soy ahora, en lo que siento y pienso. He cambiado, es cierto. Las personas cambian, ellos me cambiaron, mi mundo cambió.
Siempre fui una persona solitaria, siempre me ha gustado la soledad y es cierto, le soy indiferente a muchas cosas. He alzado paredes a todas aquellas personas que se me han acercado, porque quizá estaba cómoda con mi soledad, porque no quería que perturbaran mi paz, ni mi mundo color rosa.
Ja! ¿Mundo color rosa? No lo es, mi mundo es oscuro, loco, confuso, triste... No quiero pensar en lo que es en realidad. Pero no es rosa para nada. Siento que soy una sobreviviente, pero quizá no lo soy. Los matices hacen que dude de muchas cosas y no quiero perder el tiempo averiguando de qué color es.
¿Lo que quiero en la vida? Siempre lo he dicho, lo que todo mundo quiere. Simple y sencillamente ser feliz. ¿El cómo? Nunca me he puesto a pensar en eso. Sólo quiero disfrutar de la vida tal y como se presente, pero a buen recaudo, no arriesgandome demasiado, solo disfrutando. Pero... sola. Así me veo casi siempre.
¿Casi siempre? Sí bueno, no tengo algo planeado. No quiero planear nada, pero sí hay cosas que tengo claras. No quiero sufrir. Sufrir a causa del amor. Y me refiero al amor en todos los aspectos. Nah, en realidad todo se mueve por el amor. Pero... quizá le tema mucho más al amor de lo que pienso y no es para menos.
¿Razones? Las usuales. Me he desilucionado antes siquiera de empezar nada. He visto cuanto lastima el amor a las personas, cómo las cambia, cómo es capaz de destruir corazones. Y también me ha pasado. Debe ser porque me refugié en ese sentimiento y eso no debe ser. Aprendí por eso, a no querer demasiado. A no pedir demasiado y a no dar demasiado.
¿Desconfianza? Debe ser eso. Es la única manera que encontré de protegerme y proteger a los demás. Aprendí a desconfiar, hasta de mi misma. Pero también aprendí a querer mucho, quizá sin decirlo, quizá solo sintiendo y pensando, deseando y velando porque mi ser amado esté bien, sea donde este. Si ha funcionado, no lo sé, quiero pensar que sí.
Planes... Ya dije que nos los tenía. Pero teniendo claro que no quiero sufrir, pensé en refugiarme en mi soledad y estar tranquila. Disfrutar de los momentos con las personas que no conozco, que por esa razón no podrán lastimarme y no podré lastimarlas, tal vez al contrario, ayudarlas. No quería a nadie más en mi vida que aquellas personas que de a poco y con el paso de los años han logrado derribar parte de mis muros. Por eso son especiales y aun así... cuanto costó, cuanto tiempo y sufrimientos.
Soñé demasiado, soy una soñadora, una idealista que se creó una imagen casi perfecta de aquellas personas que quería. Y por eso la desilución fue dolorosa, lenta. No he vuelto a abrirle el corazón a nadie, aunque tampoco es que tenga mucho que esconder. No hay secretos, solo cosas que prefiero no decir y sentimientos que a veces prefiero no sentir. A veces me siento vacía, pero estoy tranquila. Después de una vida llena de caos, quiero eso, traquilidad.
Y después de todas esas líneas... me doy cuenta de nuevo, que no quiero importunar a nadie con esas cosas. Quizá lastimen a las personas, al menos sé que ya he lastimado a una a quien hace mucho dejé de querer y respetar a como lo hacía antes. En fin, que ese es otro tema.
Daniel... Soy demasiado complicada. ¿Ves? Quizá sea un reto para tí, no lo sé.
¿Qué quiero? Me lo he estado preguntando mientras escribo y sabes qué? Lo recordé. Casi lo había olvidado. Pero ya lo recordé.
Sí, quiero ser feliz. Y quiero querer y que me quieran, quiero amar y que me amen. Todo el mundo quiere esas cosas, es lo más común.
Pero... Sólo quiero que me escuches y escucharte, conocerte y que me conozcas. No hablo fisicamente, sino espiritualmente. Quiero saber que estarás ahí para mí cuando lo necesite, con una palabra sincera de aliento. Quiero estar ahí para tí. Sentirte, soñarte... Quiero que seas mi amigo. Así con todas las letras. Quiero que seas mi amigo antes que nada, aunque sienta algo más por ti.
Por lo demás estoy confundida. Quizá no lo entiendas, pero no estoy acostumbrada a estar con nadie en ese aspecto. Todos mis amores siempre fueron platónicos. Y todo empezó como un juego, te lo dije. Es cierto, en algún momento empecé a sentir algo más... Pero me reprimo y cuando estoy por aceptarlo, me confundo. Nunca, nunca fui alguien que se toma las cosas a la ligera, no al menos hablando de sentimientos. Las cosas se dan y es imposible no sentir por más que uno lo intente. Pero no quiero jugar con los sentimientos, no diré te quiero hasta que de verdad lo sienta, no diré te amo hasta que no esté segura, no diré te odio si no es así (bueno, quizá sólo jugando, pero sabiendo que el otro sabe que es juego xD).
Y bueno, después de hablarlo... Siento que todo lo escrito es absurdo. No sé, de repente me pongo intensa, deprimida y divago. Sí, tal vez tengo miedo de que sea solo un juego para tí, que no sea correspondida y... pero sé que todo tiene sus riesgos. Pero me aterra la idea de enamorarme, eso no puedo negarlo. La de enamorarme obsesivamente, porque enamorada ya estoy.
Me aterra la idea de pensar más de lo debido, de esperar cosas que quizá no estés dispuesto a darme. Nah, me aterra lo desconocido, lo que puede ser. Me aterra eso. Y sí, es tonto. Ya ni sé porqué me pongo así. Me odio por eso. Quizá sólo necesite dormir de nuevo.
De la noche estrellada es porque hoy es una noche de esas xD
Y pues nada, que te quiero mucho príncipe. Quiereme como soy o te pegaré u.ú xD
0 comentarios
Temática Memorias de una loca