Es curioso que justamente un día después de que escribiera la entrada anterior mi mundo se viera removido nuevamente por algo parecido al enamoramiento.
Y los sentimientos parecen estar ahí, pendientes. Esperando a salir de su escondite al más mínimo cambio. Una palabra, una expresión. Nada.
Creo que no he aprendido a amar como quiero. Soy egoista, celosa. Me gustaría tenerlo para mí, sería tan fácil. Pero sé que no es lo correcto.
Al fin y al cabo, uno logra acostumbrarse a la idea de que aquella persona a quien tanto quieres puede ser más feliz con otra. Yo me hago a un lado y aunque resulte difícil al principio lo he logrado muchas veces.
Estoy plenamente convencida de que no podría hacer feliz a nadie. No soy capaz, no podría por más que intentara. No de la forma que espero. Quizá me pido mucho, no sé. Pero prefiero que la gente sea feliz sin mí. Es lo menos que puedo hacer, o eso creo.
Mientras, seguiré sumida en mi propio mundo de ensueños. En mi propio sueño, del que no quiero despertar.
Temática Memorias de una loca, Reflexiones