Hace dos días descubrí una verdad que hasta entonces no hubiera aceptado tal como es de no ser por el incidente ocurrido.
Sucede que estaba inmersa en la lectura de un libro : El amor en los tiempos del cólera. Quizá demasiado inmersa...
Mi madre en un arranque de rabia porque no me despegaba de él hasta a la hora de dormir me lo quitó y lo tiró al suelo con la intención de romperlo. No sucedió así y bueno, quizá por esa razón, de pronto resolvió que ese libro junto a los otros que tengo guardados en unos cajones deberían dejar de existir. Los empezó a juntar todos con la intención de quemarlos y yo, que estaba acostada sobre la cama, al principio no lo pude asimilar. Pero cuando tuve conciencia plena de lo que eso significaba unas lágrimas empezaron a zurcar mis mejillas. Un dolor profundo nació en mi corazón y toda mi alma empezó a sufrir. Me iban a despojar de ellos, de mis amigos. De los compañeros, de los amigos que siempre estuvieron allí, de quienes me hicieron la persona que soy, de quienes hasta en los peores momentos siempre me consolaron, de quienes habían sido tanto para mí por casi toda mi vida. Me los iban a arrebatar, y lo único que pude hacer fue llorar. Llorar de rabia, llorar de tristeza, de impotencia, porque no podía hacer nada, porque no podía... Todos ellos se me irian de un solo golpe.
Sabía que si ellos me faltaban sería algo que marcaría mi vida. Todos los lugares que había conocido gracias a ellos se esfumarian y quedarían solo en el recuerdo...
Los momentos más tristes, vividos junto a ellos, por lo que yo tanto los quería se irian, se quemarian y se olvidarian, nunca más volverían...
Los quería, los quiero más... tanto como a... No lo sé. Los quiero. Los amo y sin ellos no sé que haría. Necesito de ellos para vivir. Y ellos necesitan de mí para vivir las historias que tienen escritas.
Si mi madre no se hubiera dado cuenta de lo que ellos significan para mí...
Ahora estaría en duelo.
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